Todos los años, el primer viernes del mes de marzo, se celebra la Fiesta del Cristo de Medinaceli.
El origen del nombre de esta advocación cristológica, se debe al patronato que asumieron desde el siglo XVII los duques de Medinaceli, de la actual Basílica Capuchina de Jesús de Medinaceli de Madrid.
La devoción a este Cristo, está muy arraigada en Totana y, según las crónicas, se celebra desde la llegada de los Frailes Capuchinos a nuestra ciudad, a finales del siglo XIX.
El primer viernes del mes de marzo, -este año el día 06-, la Parroquia de las Tres Avemarías permanece abierta todo el día, para que los vecinos de Totana que lo deseen puedan pasar a mostrar su devoción ante la imagen del Cristo de Medinaceli.
El Cristo de Medinaceli, -también conocido como Nuestro Padre Jesús de Medinaceli-, es una imagen de Jesús de Nazaret que evoca el momento de su Pasión, cuando Pilato lo presenta al pueblo, en el primer Viernes Santo de la historia.
Cada año, la Capilla de Jesús Nazareno en la que se encuentra ubicada la imagen, recibe la visita de cientos y cientos de vecinos de Totana que pasan a rezar, a encomendarse ante la imagen del Nazareno, y a cumplir con el tradicional rito del besapié.
El beso del pié de la imagen, no es sólo signo de devoción, sino que es signo de la manifestación externa, del amor interno que todos los cristianos profesamos y sentimos hacia Jesús el Nazareno.
Según la centenaria tradición totanera, ante la imagen de Jesús de Medinaceli, los devotos rezamos tres Credos y expresamos los tres deseos que más necesitamos que Jesús les conceda.
Las puertas de la iglesia de las Tres Avemarías permanecieron abiertas desde las 07 de la mañana, hasta las 24h de la noche, en horario ininterrumpido y fueron muchos los vecinos que pasaron a mostrar su devoción.
El origen de la devoción al Cristo de Medinaceli
La imagen original del Cristo de Medinaceli, se conserva en la Basílica de “Jesús de Medinaceli” de Madrid. Esta imagen data de la primera mitad del siglo XVII y fue encargada por los Padres Capuchinos de Sevilla, que la llevaron a las colonias españolas del norte de África.
En el verano de 1682, la imagen llegó a Madrid, tras ser rescatada por los Padres Trinitarios, que consiguieron negociar su “rescate”, tras haber caído en poder de los musulmanes. El escapulario que la imagen lleva sobre el pecho y la espalda, nos evoca la acción de los Trinitarios (cruz roja y azul sobre fondo blanco).
Ese mismo verano de 1682, se organizó en Madrid la primera procesión con la imagen del Cristo Cautivo. Según las crónicas de la época, a dicha procesión asistió “todo Madrid”, incluida la Casa Real.
Desde aquel lejano año, el primer viernes de marzo, se repite en Madrid este acontecimiento, al que asisten miles y miles de devotos, -incluidos los miembros de la Casa Real-, que forman filas kilométricas y esperan largas horas, para encontrarse durante unos instantes, ante la imagen de Jesús de Medinaceli.
Por Diego Jesús Romera González
Jesús Cautivo
Por otro lado, también fueron muchos los vecinos que pasaron para mostrar su devoción a Jesús Cautivo, que se encuentra en el Parroquia de Santiago el Mayor de Totana.